Atardecer en la estepa.
Además del amanecer, Nassan adoraba la magica hora en la que el sol, ocultándose en el horizonte, retiraba poco a poco sus cálidos rayos de la vastisima estepa. Ante los cansados ojos de el anciano, el viento mecía suavemente la hierba y su murmullo se fundia con el piar último de los pájaros.Más de una vez, Nassan sintió que le brotaban las lagrimas ante este magnífico espectaculo.
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